"José, sus hermanos, y el padre de todos ellos, Jacob, que termina así:
José tuvo dos hijos y a cada uno de ellos puso un simbólico nombre que
nos ayuda a ver cómo Dios no sólo «nos saca del pozo» sino que nos da
más bendición de la que pensábamos y nos colma con su consuelo: al
primero de los hijos lo llamó «Manasés», que significa: «Dios me ha
hecho olvidar todos mis sufrimientos»; al segundo, «Efraín», que quiere
decir: «Dios me ha hecho fecundo en el país de mi desgracia» (Cf Gen 41,
51-52). ¡Qué gran enseñanza!, ¿no es cierto?. La tristeza, el
desaliento y la angustia no son eternos. Siempre brilla la Esperanza y
siempre hay una Luz, por lejos que la veamos". (Mons. Oscar Sarlinga, en
la homilía de la misa durante la cual entronizó a la Madonna del Pozzo,
en 2007).
José con Jacob, en Egipto, de Pontormo.
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