jueves, 26 de septiembre de 2013

Siempre brilla la Esperanza y siempre hay una Luz, por lejos que la veamos.

"José, sus hermanos, y el padre de todos ellos, Jacob, que termina así: José tuvo dos hijos y a cada uno de ellos puso un simbólico nombre que nos ayuda a ver cómo Dios no sólo «nos saca del pozo» sino que nos da más bendición de la que pensábamos y nos colma con su consuelo: al primero de los hijos lo llamó «Manasés», que significa: «Dios me ha hecho olvidar todos mis sufrimientos»; al segundo, «Efraín», que quiere decir: «Dios me ha hecho fecundo en el país de mi desgracia» (Cf Gen 41, 51-52). ¡Qué gran enseñanza!, ¿no es cierto?. La tristeza, el desaliento y la angustia no son eternos. Siempre brilla la Esperanza y siempre hay una Luz, por lejos que la veamos". (Mons. Oscar Sarlinga, en la homilía de la misa durante la cual entronizó a la Madonna del Pozzo, en 2007).
José con Jacob, en Egipto, de Pontormo.

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